Tuesday, August 08, 2006

Domingo en el parque

El domingo pasado Jason, unos amigos y yo fuimos a San Francisco, a un dia de campo en el enorme parque Stern Grove donde todos los veranos (según dice su website desde 1938, http://www.sterngrove.org/) se lleva a cabo un festival cultural gratuito.

Los eventos son todos los domingos y comienzan a las dos de la tarde, pero dado que son eventos gratuitos uno realmente tiene que llegar allá muy temprano para obtener un buen lugar. Estos eventos son como día de campo o como excursiones, hay que ir bien preparados para temperaturas bajas (la niebla es muy fría y muy común en esta parte de San Pancho) y hay que llevar comida. Los artistas son siempre de talla internacional, los mejores en su género. El año pasado fue la primera vez que Jason y yo asistimos, fuimos con gran expectación por ver a Lila Downs (http://www.liladowns.com/), una de mis cantantes preferidas. Ese día llegamos antes de las diez de la mañana y encontramos un muy buen lugar frente al escenario. Y de pura casualidad nos encontramos con varios conocidos que también asistieron al evento.

Yo había intentado asistir a este festival desde años antes, recuerdo que una vez seguí las instrucciones de su website … y me perdí (el sistema de transporte público de San Francisco, especialmente los autobuses, es aún un tanto desconocido para mí). Cuando finalmente llegué al parque el evento ya había terminado.

Este año asistimos ya dos veces y espero que podamos ir una tercera vez para presenciar el cierre del evento el 20 de agosto, cuando Ozomatli, la banda multi-cultural de Los Angeles concluye el festival. El pasado 16 de julio fuimos a festejar el cumpleaños de mi amigo Diony. Ese día llegamos después de las doce del día y claro, no encontramos ningún buen lugar, así que tuvimos que literalmente treparnos en las colinas del parque que están frente al escenario. Pero esta vez decidimos organizarnos desde antes y llegar temprano para alcanzar un buen lugar. Nuestro objetivo era encontrar un lugar donde pudiéramos bailar salsa, pues la famosa Spanish Harlem Orchestra de Nueva York tocaba ese día.

La noche del sábado prepare una rica y saludable ensalada de lechuga con jitomate, queso fresco, trocitos de pechuga de pavo, zanahoria y aguacate. También preparé rodajas de jitomate y de cebolla para los bagels que habíamos comprado por la mañana. Marilyn, mi amiga que toca tambores africanos me dijo que iba a llevar fruta, pan y café para el desayuno. Diony prometió llevar algunos dulces o antojitos filipinos pues su mamá es filipina y cocina muy rico.

El domingo nos levantamos muy temprano, nos bañamos y empezamos a empacar las cosas para el día de campo. Aparte de la comida también empacamos un rico vino. Hacía mucho que no probaba nada de vino.

Nuestro objetivo era llegar al parque a las diez, diez y media de la mañana, así que salimos de la casa más o menos a las 9:15 y fuimos al centro de Berkeley pues Marilyn nos esperaba allá. Cuando estábamos estacionados esperando a que Jason se comprara un café para la desmañanada, Andrea, mi amiga la chilena, me llamó al celular y me dijo que iba con nosotros … solo que no sabía como llegar al parque. Decidimos pasar por ella a su casa en Oakland. Total, que al final llegamos al parque casi a las once, aunque pensamos que aún era un tanto temprano. Pero cuando entramos prácticamente t-o-d-o el parque ¡estaba ya tapizado de gente! Una multitud multi-racial: neoyoricans, puerto-riqueños, gente latina en general, blancos, asiáticos, afro-estadunidenses, etc.

Otra vez tuvimos que ir hacia las colinas, aunque esta vez corrimos con mejor suerte pues nos tocó una especie de terraza con una super-buena vista al escenario. Ahí pusimos nuestros manteles para la comida. Marilyn nos sorprendió agradablemente pues la noche anterior horneó unos riquísimos panquecitos de blueberry, panes de maíz, y otros panes dulces que se llaman “scones”. Además llevó fruta muy rica y café calientito. Diony llevó fresas y cerezas y además llevó un postre filipino que su mamá había preparado la noche anterior, y al cual yo me hice adicta muy rápido, este dulce se llama Babinka (creo que así se escribe) y consiste en arroz cocido con agua de coco y piloncillo. Así que la comida estuvo super rica. Lo único que se nos hizo un poco pesado fue ¡el sol! Este lugar es famoso por su densa niebla aún cuando a unos cuantos metros haya un sol espectacular. Pero no, el domingo pasado fue excepcional pues el sol brilló en toda su potencia … y nosotros estábamos recibiendo directamente los rayos. Afortunadamente yo llevaba un sombrero, Jason llevaba su gorra y los demás también llevaban con que cubrirse del sol.

A las dos en punto, después de muchas amenas conversaciones y de compartir rica comida, el espectáculo comenzó. El grupo abridor fue Ska Cubano, quienes tocaron obviamente, muy buenos skas con temas muy cubanos. Después fue el turno de la Spanish Harlem Orchestra. Antes de comenzar a tocar, el director de la orquesta preguntó en español “¿Cuántos aquí hablan español?” Y la respuesta no se hizo esperar: cientos o miles alzaron sus manos y gritaron ¡yo! “Es que siempre extrañamos el calor latino, ¡nos gusta mucho cuando hay muchos latinos en la audiencia!” Y la música comenzó. Jason y yo nos paramos a bailar, aunque no podíamos hacer las vueltas y pasos que hemos estado aprendiendo últimamente pues la terraza no daba para eso, Diony y Andrea también se pararon a bailar. Mucha gente se paró a bailar, bailaban en las colinas, en los pasillos, frente al escenario, donde se pudiera. Los puerto-riqueños se paseaban luciendo sus banderas, orgullosos de su música. Bailamos tanto que aunque no pudimos dar vueltas mis piernas terminaron adoloridas.

El concierto terminó cerca de las cinco de la tarde. Recogimos nuestros manteles, nuestros trastes y comida que sobraba, alzamos la basura y bajamos de la terraza. Cerca de la entrada al parque nos despedimos de Diony quien todavía iba a manejar su bicicleta por cerca de dos horas y media para llegar a San Rafael donde vive actualmente. Para llegar a San Rafael desde San Francisco Diony tiene que cruzar el espectacular puente Golden Gate.

Andrea, Marilyn, Jason y yo caminamos hacia nuestro auto que habíamos dejado estacionado en una calle cercana. Ya casi no hablábamos pues estábamos muy cansados por el sol, el baile, la excursión, los tragos de vino, etc.

Manejando ya de regreso nos tocó presenciar un violento intento de arresto con armas de fuego y toda la cosa, exactamente frente a nuestro auto. Después de forcejear el presunto delincuente huyó en su auto, varias patrullas lo siguieron y nosotros respiramos con tranquilidad pues ninguna bala había sido disparada. Por lo menos hasta ese momento ...

Ya recuperados del susto, cruzamos el puente Bay Bridge, el que une a San Francisco con el lado este de la bahía y llegando a Oakland dejamos a Andrea en su casa, luego fuimos al norte de Berkeley a dejar a Marilyn. Cuando regresamos a la casa, cerca de las siete de la noche, Jason y yo ya no teníamos fuerzas para nada. Pero como dicen ¡lo bailado ya nadie nos lo quita!