Hoy por la noche voy a tomar mi tercera clase de danza azteca. Desde que comencé a ir a esta clase he estado aprendiendo sobre los varios ritos de esta danza: el soplar a través de la concha marina como llamado a comenzar la danza, la formación en cruz donde un eje está compuesto sólo por hombres y el otro sólo por mujeres, el arrodillarnos a dar gracias y dedicar la danza a cada uno de los puntos cardinales (Nahui Ollin), el bailar en círculo, el iniciar cada danza con reverencias hacia los símbolos aztecas y el copal ardiendo que se encuentran en el centro del círculo ... Todo esto me transporta hacia un pasado lejano donde vivieron mis ancestros, y es un pasado que me parece fascinante, misterioso y aterrador ... aunque desafortunadamente yo se muy poco de ese pasado.
Esta clase, más que una clase en sí es un ritual o una serie de rituales aztecas. Aunque sí hay un maestro, el no se para frente a todos para decirnos cómo hacer los pasos, al contrario, el es parte del círculo en donde todos bailamos, y los nuevos miembros del grupo tenemos que poner mucha atención para poder copiar los pasos. En cada una de las danzas uno de los miembros más avanzados del grupo pide que unos cinco o seis pasen a bailar al círculo interior, al final de la clase todos hemos ya bailado en ese círculo.
La danza es muy fuerte y para poder bailar dos horas en forma contínua se necesita estar en muy buena condición física. A veces los movimientos de pies son muy rápidos y en ocasiones me recuerdan a algunos pasos de danza occidental africana en donde los pies se mueven constantemente. Estos movimientos hacen que los cascabeles que se usan en los tobillos así como creen sonido melodiosos que acompañan a los tambores.
El humo del copal siempre esta presente. El lugar donde bailamos es un pequeño teatro ubicado en un centro cultural para los latinos (Mission Cultural Center for Latino Arts http://www.missionculturalcenter.org/) que se encuentra en el distrito de la misión en San Francisco. No sé si es a propósito, pero el teatro no está iluminado al cien por ciento, lo cual aunado al humo del copal y el sonido de los cascabeles genera un ambiente un tanto místico y espiritual muy diferente a todas las otras danzas que he visto o conocido.
Otra cosa que me llama mucho la atención es el hecho de que en esta danza, todos o la gran mayoría somos aztecas o descendientes de aztecas, y esto no es muy común para mí. Yo estoy acostumbrada a bailar jazz, contemporánea, danza cubana, danza africana (del Congo, del Occidente, de Guinea, etc.), danza haitiana, etc. y en todas estas danzas hay una gran variedad racial: asiáticos, afro-estadunidenses, europeos, latinos, etc. Pero en danza azteca, la gran mayoría somos aztecas. Nunca he estado en un grupo de danza donde todos o casi todos son como yo.
El grupo se compone de dos o tres personas que tocan los tambores aztecas y de cerca de treinta bailarines (incluyendo los principiantes como yo). La mayoría son mujeres, unas mexicanas, otras chicanas. Muchas llevan a sus hijos, algunos de ellos adolescentes, otros son niños de seis u ocho años, y hasta hay una bebé de unos diez meses de nacida. Todos los niños que ya caminan así como los adolescentes bailan juntos con sus papás y algunos de ellos son ya extraordinarios bailarines.
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El martes pasado al regresar a casa después de un día muy pesado de trabajo estaba escuchando el radio a través de mis audífonos y después de las noticias comenzó un programa que se llama "Crónicas de la raza" ("La Raza Chronicles" pues el programa esta en su mayoría en inglés. Este programa se puede escuchar en http://157.22.130.4/data/20060613-Tue1900.mp3), en el cual se tratan temas de la comunidad latina (mexicanos, chicanos, centro y sudamericanos) en el norte de California.
Y muy en coincidencia con mis inicios en la danza azteca, el programa se trató sobre los resultados que un grupo de investigadores chicanos ha encontrado al tratar de rastrear el lugar de orígen de los aztecas, el mítico Aztlán, sobre cuya ubicación exacta aún no se han puesto de acuerdo pues unos dicen que los aztecas iniciaron su caminata en lo que hoy es Minnesota, otros dicen que todo empezó en Utah, otros dicen que fue en el sur de California. Pero lo que ellos encontraron fue que hay mucha coincidencia entre las cultura hopi (que actualmente se encuentra ubicada entre Nuevo México y Utah) y azteca.
Dicen que los miembros de la nación hopi organizaron una reunión y que invitaron a una señora mexicana que habla náhuatl, y según esta señora ella pudo entender muchas de las palabras que los hopi decían.
Dicen los chicanos que tantos y tantos mexicanos estamos aquí porque (aparte de los problemas económicos en nuestros lugares de orígen) a final de cuentas solo estamos regresando al lugar de donde salimos, sólo estamos completando el círculo, dicen que la tierra nos llama y que por eso estamos aquí.