Monday, July 24, 2006

¡El mejor bailarín de salsa en solo un año!

¡Qué determinación de este hombre! ¡Decidió convertirse en el mejor bailarín de salsa! Y vaya que no es algo fácil, mas bien, ser bailarín es bastante complicado. Pero supongo que no solo va a ser el mejor de toda el área de la bahía de San Francisco, sino tal vez el mejor de todo Estados Unidos, quien sabe, uno no sabe nunca nada, como diría un conocido y viejo bolero.

Este hombre con tanta determinación se llama Leigh (se pronuncia Li), es alto, sencillo y accesible, bastante bien parecido, cabello obscuro y ensortijado, es joven, le calculo unos veintycinco años, es músico de profesión (toca los tambores en varios grupos locales). Supongo que varias chicas han de sentirse atraídas hacia el.

Yo lo conocí hará unos dos meses en un centro cultural donde tomo clases de danza occidental africana y de salsa. Este centro cultural llamado Malonga Casquelourd se encuentra en Oakland (ciudad vecina de Berkeley) y es muy importante en la vida de la comunidad.

Lo conocí un viernes a eso de las seis de la tarde, cuando da inicio la clase básica de salsa rueda (estilo casino cubano). El y yo éramos los únicos alumnos presentes, y Manuel, nuestro maestro cubano, aún no llegaba. Leigh y yo estábamos en el salón vacío, y se sentía una incomodidad en el aire, eso que se siente cuando dos desconocidos tienen que compartir el mismo lugar. El se veía nervioso pues solo miraba hacia el suelo y jugaba mucho con sus manos.

Después de un tiempo que pareció una eternidad Manuel finalmente llegó. Casi después de el llegaron otros alumnos. La clase comenzó. Empezamos con calentamiento básico y una rutina sencilla de salsa, para soltar el cuerpo y calentar y los músculos. Después del calentamiento Manuel comenzó a formar parejas para iniciar la rueda.

Comenzamos a hacer los pasos básicos en pareja: Arriba (los líderes, que no necesariamente hombres, bailan caminando hacia enfrente), Abajo (los líderes bailan caminando hacia atrás), Agua de Pozo (las parejas suben y bajan los brazos cuyas manos tienen entrelazadas hacia dentro del círculo), Vacila (rotando sobre su propio eje las parejas se mueven hacia atrás y hacia delante). Después hacemos Dile que No que es una variación de Vacila solo que mas complicado, y finalmente Dame Una, que es el cambio de pareja. Y la clase se ponía cada vez mas complicada.

Después de algunos Dame Una me tocó bailar con Leigh y tengo que decir que el chavo estaba bastante tieso y además muy nervioso. Cuando me daba vueltas yo casi sentía que mis brazos se iban a zafar de mi cuerpo por la fuerza no calculada que el imprimía a sus movimientos. Manuel llamó a hacer el siguiente paso: Enchufla Doble y entonces si Leigh nosupo ni por donde le llegó la cosa. Afortunadamente para el, yo estaba ahí y pude ayudarlo. Para esas fechas yo ya había tomado bastantes clases básicas de salsa rueda y estaba a punto de graduarme y pasar a la clase avanzada, también ya sabía llevar el ritmo, además de que bastantes veces ya había sido líder. Por eso cuando me toca bailar de "follower" yo ayudo mucho a los líderes pues algunos de ellos no saben ni que onda.

Después de esta primera clase juntos Leigh quedó muy agradecido conmigo pues yo lo ayudé mucho y siempre que el se disculpaba por cada mal movimiento yo le decía “no te preocupes, tu vas bien, solo tranquilízate y vas a ver como todo sale bien”.

Seguí bailando con el en las siguientes clases y cada vez el mejoraba mas y mas. Una vez me dijo “me costó muchísimo aprender a tocar los tambores, pero yo estaba muy determinado a hacerlo, y ya ves ahora soy músico profesional, y yo se que me está costando mucho aprender a bailar salsa, pero estoy determinado y voy a aprender, claro que voy a aprender ya lo verás”.

Un día por equis razón no pude asistir a la clase, y la siguiente vez que lo vi me reprochó “¿porqué no veniste a clase? ¡No te imaginas que horrible estuvo! Las otras chavas no bailan como tú y yo me perdí en muchos pasos, ¡estuvo horrible!” Yo no pude evitar sonreir y solo me limité a alzar los hombros. Pero cuando le conté esto a Jason los dos reímos muchísimo pero sin malicia. Fue un episodio muy tierno como para una simple sonrisa.

Mas tarde, Jason y yo tomamos unas semanas para viajar a México, para visitar a mis papás y para conocer al adorable nuevo miembro de la familia.

Cuando regresamos de México y me reintegré a mis clases de salsa me llevé una agradabilísima sorpresa con Leigh, pues el ya no era ese bailarín tieso que jala con mucha fuerza, sino que ya era un mucho mejor compañero de baile. Aún no el mejor, de hecho, todavía le falta mucho para ser el mejor, pero definitivamente ya había progresado muchísimo y ya no era el mismo que entraba en pánico si yo no bailaba con el. Ahora se sentía mas seguro de sí mismo, ahora se frustraba menos si no se sabía cada detalle de cada paso.

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El sábado pasado Manuel tuvo un show, una presentación de danza y canto en otro centro cultural que también es muy importante para la comunidad: La Peña Cultural Center en Berkeley. Jason y yo llegamos mucho antes del show, con tiempo suficiente para tomarnos una cerveza y comer una rica quesadilla estilo chileno. Al poco tiempo se nos unieron Simonita, mi amiga de la danza africana, y José, un chavo colombiano que estudia en Memphis y se encuentra de visita en Berkeley.

Cuando estábamos en amena conversación llegó Leigh y también se unió al grupo. Obviamente la conversación giró en torno a música y danza latino americana y también sobre los mejores lugares en San Francisco para bailar estos ritmos. Leigh dijo que su favorito era Jelly’s, pero que por el momento no podía ir allí porque aún no bailaba muy bien, yo comenté sobre lo mucho que Leigh había avanzado en salsa en unas cuantas semanas. Y entonces el dijo que eso no era suficiente, que el TENIA que ser el mejor, que no había otra opción para el.

Nos contó que su ex-novia siempre va a ese lugar y aunque Leigh vaya también, a ella no le importa y baila con muchos hombres y se mueve sensualmente frente a el destrozándole el corazón. Por eso, la próxima vez que el vaya a ese lugar, no solo va a ser un buen bailarín, no, el va a ser EL MEJOR bailarín, va ir acompañado de la mujer mas hermosa, va a bailar sensualmente frente a su ex, y va a disfrutar haciéndola sufrir con esta dulce venganza. Ñaca, ñaca, ñaca, ¡la venganza es dulce! Todos reímos con su confesión y hasta le aplaudimos su férrea determinación.

Claro que para que llegue el tan ansiado tiempo de su venganza aún le falta mucho camino por recorrer y también le falta mucha práctica. Tal vez yo le ayude un poco, pues a mi me conviene perfeccionar mi técnica para que cuando yo ya sepa bien los pasos me sea mas fácil enseñarle a Jason.

Vaya que el amor, o des-amor mueve al mundo. Vaya con las razones nada nobles de Leigh para querer ser el mejor bailarín de salsa. ¡Vaya con este chavo! Aunque tengo que reconocer que el no es el primero que conozco que por amor o por dar celos a su pareja o ex pareja entra al mundo de la danza y al poco tiempo, seducido por las complejidades intelectuales y físicas de la misma hace a un lado el deseo de venganza y se entrega de lleno al arte dancístico.

Y a final de cuentas razones nobles o no, yo lo voy a ayudar en lo que pueda, así, cuando el sea el mejor yo voy a poder presumir que yo lo ayudé a llegar y además voy a poder bailar con el, ¿o tal vez no?